Bueno, pues tras ese extraño texto titulado "Génesis" que os mostré en la entrada anterior, quisiera explicar algo sobre mí y sobre este blog.
Me llamo Juanpe, y soy un chico normal y corriente cuya afición no es otra que escribir. Me encanta escribir y por eso he creado este blog.
READ THIS NICE SHIT! (Lee esta "buena mierda", suena mejor en inglés, lo sé.)
¿Por qué este nombre? Fue lo primero que se me ocurrió y como muchas veces Nice Shit en inglés es usado para referirse a cosas buenas, pues me pareció buena idea llamarlo así, por lo menos a mí me gusta.
En este blog vais a poder leer tanto historias cortas, como novelas por capítulos o incluso fanfics que yo escribiré. También puede que publique aquí fanfics que me gusten con permiso de sus autores (evidentemente) para que vosotros podáis leerlo también.
En estas entradas llamadas "Génesis" iré contando más cosas sobre mí o sobre el blog ajenas a cualquier historia.
Si queréis comentar algo, podéis hacerlo en este blog (creo), y si no podéis ponérmelo en Google+ (creo, no estoy seguro, aún no controlo del todo bien esto, pero bueno, ya se verá).
Gracias por leer esto si lo habéis hecho y espero que os gusten las próximas publicaciones.
Atte. Juanpe "El Doctor" Narro.
domingo, 31 de agosto de 2014
GÉNESIS I.
El chico abrió los ojos tras despedirse con un beso de su chica. No fue un beso extraordinario, pero al menos tampoco fue una mierda, como lo es el contenido de este blog.
Parpadeó un par de veces para vaciar sus ojos de lágrimas y cuando echó un vistazo a su alrededor se encontraba solo, ante uno de sus más leales amigos, el ordenador.
Este chaval empezó a escribir una historia y pensó que a la gente le podría gustar, y entonces despertó de otro sueño.
En esta ocasión el joven despertó en una cama, de la que se levantó al oír el despertador. Se puso sus zapatillas y fue en pijama al baño a lavarse la cara y después a la cocina, a prepararse el desayuno.
Poco a poco, sus ojos se acostumbraban a la luz del día y el ruido del exprimidor de naranjas eléctrico lo espabilaba aún más, y cuando fue a sacar las tostadas recién hechas del pequeño horno, se quemó y, por reacción natural, se despertó de otro sueño.
Al despertar, se miró las manos para ver si tenía alguna cicatriz de quemadura, pero no, y se puso triste, ya que al pobre chico le encantaría sentir el dolor.
Miró a la esquina de su cama en busca del botón rojo para pedir ayuda a algún familiar pero nadie acudía y entonces el chico se sintió solo, y maldijo aquel día en que un accidente de coche le provocó la amputación de sus extremidades inferiores.
Intentando arrastrarse en busca de ayuda, logró llegar a la puerta de su habitación pero, al girar el pomo, se dio cuenta de que estaba encerrado y que, por lo tanto, si su familia lo encerró, nunca iba a salir de allí así que ahogó su llanto, ese llanto que no le permitía gritar como ahora lo estaba haciendo, y, a causa de ello, el chico despertó. Y al despertar, pensó que ojala él hubiera tenido una vida más larga, que por dolorosa que hubiera sido, nadie merecía morir tan joven y tener que contemplar como sus familiares se despedían de él entre llantos, suspiros y el repiqueteo de las gotas de agua de lluvia en los paraguas, la hierba y las lápidas que allí en el cementerio se encontraban.
Juanpe "El Doctor" Narro.
Parpadeó un par de veces para vaciar sus ojos de lágrimas y cuando echó un vistazo a su alrededor se encontraba solo, ante uno de sus más leales amigos, el ordenador.
Este chaval empezó a escribir una historia y pensó que a la gente le podría gustar, y entonces despertó de otro sueño.
En esta ocasión el joven despertó en una cama, de la que se levantó al oír el despertador. Se puso sus zapatillas y fue en pijama al baño a lavarse la cara y después a la cocina, a prepararse el desayuno.
Poco a poco, sus ojos se acostumbraban a la luz del día y el ruido del exprimidor de naranjas eléctrico lo espabilaba aún más, y cuando fue a sacar las tostadas recién hechas del pequeño horno, se quemó y, por reacción natural, se despertó de otro sueño.
Al despertar, se miró las manos para ver si tenía alguna cicatriz de quemadura, pero no, y se puso triste, ya que al pobre chico le encantaría sentir el dolor.
Miró a la esquina de su cama en busca del botón rojo para pedir ayuda a algún familiar pero nadie acudía y entonces el chico se sintió solo, y maldijo aquel día en que un accidente de coche le provocó la amputación de sus extremidades inferiores.
Intentando arrastrarse en busca de ayuda, logró llegar a la puerta de su habitación pero, al girar el pomo, se dio cuenta de que estaba encerrado y que, por lo tanto, si su familia lo encerró, nunca iba a salir de allí así que ahogó su llanto, ese llanto que no le permitía gritar como ahora lo estaba haciendo, y, a causa de ello, el chico despertó. Y al despertar, pensó que ojala él hubiera tenido una vida más larga, que por dolorosa que hubiera sido, nadie merecía morir tan joven y tener que contemplar como sus familiares se despedían de él entre llantos, suspiros y el repiqueteo de las gotas de agua de lluvia en los paraguas, la hierba y las lápidas que allí en el cementerio se encontraban.
Juanpe "El Doctor" Narro.
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